Era un mundo nuevo para mi, nueva gente, nuevo lugar, todo parecía tan brillante y tan esperanzador que me paralizaba y me daba miedo enfrentarme a ello, recuerdo estar solo esa mañana, nadie por los pasillos, solo yo y mis pensamientos, cuando de repente encontré en ese pasillo un poema, el cual me cautivo y llamo mi atención, decía lo siguiente:
" Pensaba que sólo habría un iluminado despertar,
era cuando el sol salía,
y empezaba a clarear
Pero hoy desperté de noche,
Vi la inmensa oscuridad,
y una luna siniestra,
Aunque bella en realidad.
No hay mal que por bien no venga,
Pude ver las estrellas brillar,
descubrí algo que no sabia,
siempre hay que volver a mirar."
En cuanto lo leí no pude parar de hacerlo, mi cuerpo sintió una energía proveniente de un punto no muy lejano de ese lugar y una corazonada entro en mi mente, desde ese día llevo el poema grabado en mi cabeza.
El destino me había llevado allí por algo y aunque ha pasado menos de un año de esto sigo sintiendo esa energía cada vez que piso ese sitio, esa energía me acompaña siempre como una estrella fugaz que camina a mi lado y no se marcha.
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